Se Retiró Histórica Paramédico de Nuestro Hospital
- Nora Pabla Núñez, casi cumplió medio siglo de trabajo.
- Actualmente se desempeñaba en el SAMU.
“Ingresé al Hospital Marcos Macuada de Tocopilla el 3 abril 1973 en tiempos que había que ser multifuncional, es decir, estar capacitada para trabajar en diferentes servicios. Era necesario ya que éramos pocos funcionarios, pero muy unidos. Me gustaba el área de la salud y un año antes estudié 9 meses en lo que era el Servicio de Salud de Antofagasta, titulándome de Auxiliar Paramédico”.
Así relató, Nora Pabla Núñez, su trabajo durante 47 años 6 meses como funcionaria de la salud pública regional, que recientemente dejó con su conciencia tranquila, dichosa de su labor cumplida y feliz de estar casi medio siglo en lo que le gusta. Trabajó en: Salud Pública (ahora PSS), Unidades de Hospitalizados, Laboratorio, Pabellón (como arsenalera por muchos años), Pediatría, Maternidad, Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), Urgencia y SAMU.
Muchos recuerdos gratos y también sinsabores. “Lindos recuerdos como atenciones oportunas a usuarios, decisiones de urgencia, como un intercambio de sangre a una madre. También que directores nos dieran la posibilidad de capacitarnos para ser Técnico de Enfermería de Nivel Superior (TENS), estudiando en la Universidad Santo Tomás. Eso se agradece de por vida y fuimos varios los favorecidos”, argumenta.
EL PILAR DE LA FAMILIA
¿Qué rol le atribuye a su familia después de tantos años de trabajo?
– Es fundamental su respaldo y apoyo. Con mucho orgullo puedo decir que gracias al apoyo de mi madre Pablita y mi hermana Ruth, que es enfermera, pude compatibilizar mi trabajo, los turnos, mis partos, el crecimiento de mis hijos, la escuela, el barrio, los amigos, en fin, todo lo que ello conlleva.
Fueron un verdadero pilar y hoy me puedo sentir más que orgullosa de tener a mis dos hijos profesionales: Alejandro es enfermero en el Hospital de Carabinero de Santiago y docente de la Universidad del Desarrollo y Pablo, diseñador industrial de mobiliario y productos de una empresa de Santiago.
También agradezco al SSA y a mi trabajo ya que por ambos logré que ellos estudiarán.
¿Qué anécdotas recuerda con cariño en su trabajo?
– Irme a trabajar con mis calcetines cambiados y al revés era algo que siempre me ocurría. Eran tan intensos mis días y jornadas que me acostumbré y lo tomé como una cábala…
Mis lindos recuerdos son los aniversarios de nuestro hospital, pero aquellos años en que las fiestas eran con disfraz.
DOLORES QUE MARCAN
Usted vivió laboralmente en Tocopilla un terremoto el 2007 y el aluvión 2015, ¿cómo le marcaron esos hechos?
– El 2007 para el terremoto me encontraba en Antofagasta en un traslado. Había funcionarios en cursos se vinieron todos en ambulancias. Fue eterno el regreso porque el camino al llegar a Tocopilla tenía derrumbes, así que gran parte lo hicimos despejando la ruta hasta llegar.
Fue terrible ver nuestra ciudad destruida. Tuvimos que hacer turnos éticos. Nuestro hospital tenía mucho daño estructural y nos instalamos en el Estadio Municipal con el Hospital de Campaña y después nos fuimos al transitorio que se ubicó en dependencias de Codelco, en la Avenida Leonardo Guzmán.
En el 2015 para el aluvión yo trabajaba en Urgencia. Me marcó mucho un padre llegó con su hijita y me dice sálvemela, pero ya había fallecido al ser arrastrada por el barro que corría con mucha fuerza.
Mi auto quedó tapado por el barro y los militares lograron sacarlo.
¿Eso fue lo más duro que marcó su vida?
– No. Tengo un gran dolor que me marcó mi vida. Mi madre se me enfermó y decidí llevarla hacerle un scanner a Antofagasta. El destino me tenía una mala jugada. Tuve un volcamiento y mi querida amada madre que me apañó, mi compañera de la cual viviré por siempre agradecida, porque fue la que me dio todo, sin pedir nada a cambio, falleció en el lugar del accidente.
Mi amada madre Pablita me acompañó y con su apoyo pude responder en mi trabajo cuidar, pero también fue vital en velar y darle todo su amor a mis dos hijos.
Muy duro Nora Pabla. ¿Usted se retira satisfecha a un merecido descanso?
– La vida tiene de dulce y de agraz. Me quedo con la felicidad. Feliz de haber entregado mucho a nuestros usuarios. Fueron 47 años y seis meses en el servicio público. Muchos me recuerdan con cariño y me lo expresan en la calle o por redes sociales.
Estoy satisfecha por haber entregado mi trabajo de manera honesta, con mucha vocación y profesionalismo. Tuve un manejo y conocimiento de todos los servicios y unidades donde me desempeñé.